Capítulo 267
Capítulo 267
Despertė lentamente, oyendo a alguien llamándome por mi nombre.
Era Renán. Property of Nô)(velDr(a)ma.Org.
“Quique, ¿qué le pasa a ella, por qué parece que algo no está bien?” Renán le preguntaba a Quique, lleno de ansiedad.
“La medicina que te di. ¿se la has estado dando a tiempo?” le preguntó Quique.
“Siempre me aseguro de que se la tome, no puede haber error.”
“Limpiar la memoria y reconstruirla no es algo que se logre de una vez, ahora mismo ella no debería tener amnesia. Si ha olvidado, debes tener cuidado, podria estar fingiendo. Necesitas seguir dándole sugerencias mentales, estimulación ambiental y no puedes dejar de darle la medicina. Tráela al hospital a tiempo para hacerle hipnosis y terapia de electrochoque,” explicaba Quique, con seriedad.
Renan guardó silencio un momento antes de hablar. “Quique… ¿no es esto injusto para ella?”
“Su mamá quiere que tenga una vida normal y corriente como cualquier niña, ella está enferma, necesita tratamiento,” afirmó Quique con seguridad.
Pero Renán dudaba. “¿Es realmente Nayra…? ¿Existen de verdad cosas como las almas que atraviesan a otra vida?”
Quique respondió con tono frio. “Eso deberías preguntártelo a ti mismo, ¿quién quieres que sea?”
Renán tardó en responder.” Nayri… quiero que Nayri vuelva.”
Quique asintió: “Entonces haz lo que te dije.”
Cuando abri los ojos, Quique ya se había ido.
Renán estaba sentado al borde de la cama, y al verme despierta, se emocionó. “Nayri…”
Lo miré y dije. “Renán, tengo antojo de un batido de mango con tapioca.”
Renán se detuvo, asintió. “Ahora mismo mando a alguien a comprarlo.”
Pronto, la empleada trajo el batido de mango con tapioca.
“¿Quieres probar?” me animaba él, queriendo darme de comer.
“Prueba tú primero,” le dije con una sonrisa. “Recuerdo que tú eras el que amaba el batido de mango
con tapioca.”
Aunque, en realidad, la persona que adoraba ese batido era Kent.
La mano de Renán se tensó notablemente y con voz baja dijo. “Tú come.”
Negué con la cabeza. “No quiero, solo quiero que tú comas.”
Renán miró la bebida, frunciendo el ceño tomó un sorbo.
“¿Por qué me engañas…?” pregunté con voz ronca. “Si no eres mi amor verdadero, ¿por qué pretender serlo, por qué engañarme para que tenga recuerdos falsos, y sin embargo, desconfías de
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mi, me humillas y torturas?”
Renan se quedó Impactado, mirándome desconcertado, y se puse de ple torpemente, “Hayri… lo recuerdas?”
Observé cómo su rostro se llenaba de manchas rojas después de comer el mango.
Si Quique dijo que no debería haber olvidado, entonces no me apetece seguir fingiendo.
“Si no me amas. ¿por qué me engañas, por qué me mantienes cautiva, por qué no me cuentas la verdad…?”
¿Por qué me hicieron ver a Kent como un completo extraño?
¡Cuánto odio sentia!
Renán entró en pánico y quiso explicar. “Nayri, no es lo que piensas… Admito que fui egoista, no quería que recordaras a él, solo quería que tuvieras ojos para mi…”
“Lo lograste, ¿por qué segulas dudando y lastimándome?” le pregunté.
A pesar de haber conseguido lo que quería, ¿por qué seguía haciéndome daño?
Renán se aferraba a sus manos, conteniendo su desesperación. “Lo siento… solo era desconfianza, miedo a que estuvieras fingiendo, porque antes tü…”
Renán no siguió, incapaz de explicarse más..
“Si…” dije con una risa fria, mirando las pastillas sobre la mesa. “Recuerdo que desde los dieciocho años, tú y Teresa siempre me hacian tomar esa medicina, ¿era de Quique, verdad?”
Renán me miró con una mirada complicada. “Nayri… estás enferma.”
Le devolvi la sonrisa. “¿Qué enfermedad tengo?”
Él parecía encontrar dificil decir las palabras ‘trastorno afectivo“. “Nayri… es hora de tu medicina.”
Tomó la pastilla de la mesa e insistió en que me la tomara.