Capítulo 147
Capítulo 147: Te Llevaré a un Lugar
-¡Qué envidia, claro que si! Esa es la familia Valenzuela de Guadalajara, cualquiera que sea la afortunada de convertirse en nieta de don Raúl, seguro no podrá dormir de la emoción por días y
noches.
Valentina tenía los ojos iluminados, como si al pensar en la familia Valenzuela, viera dinero flotando frente a ella.
Santiago no pudo evitar rodar los ojos ante su codicia. Quería decirle que no tenía por qué envidiar a esa afortunada, porque ella tenía mucho más. Después de todo, la Corporación Mendoza era la más rica del país.
-¿Vas a ir?-preguntó Santiago, con un tono de prueba.
-Por supuesto, incluso quiero ver quién es esa afortunada.
Habia prometido asistir a señor Valenzuela, no estaria bien faltar a su palabra.
Santiago frunció el ceño. Si ella iba y él no, evitarian encontrarse y así no descubriría su identidad. Pero le preocupaba que la invitación viniera de Alonso, quien nunca tuvo buenas intenciones hacia Valentina. No podía darle esa oportunidad a Alonso.
Santiago la miró y no dijo más. En los días siguientes, Valentina se dedicó por completo a la nueva colección de joyas de la empresa, casi olvidando la invitación a la fiesta. Hasta que, el dia antes del evento, Aitana la buscó.
-Hermana, escuché que diseñaste unas joyas, quiero elegir un conjunto para regalar. ¿Harás el trato, verdad?
En la sala de clientes de Starlight Joyas.
Aitana, con un vestido blanco, parecía una inocente flor blanca. Pero para Valentina, detrás de esa flor, parecía flotar un hedor oscuro.
-Por supuesto, aunque te advierto, son algo caras.
Al pensar en esos cien millones de dólares, Valentina no podía evitar sentir rabia.
El dinero ya estaba en manos de otros, recuperarlo sería dificil. Pero tenía que ganar algo de vuelta.
-¿Qué importa el precio? Hermana, puedo pagarlo. -Altana sonrió con orgullo, su mirada
desafiante.
+15 BONOS
Valentina ocultó una sonrisa fria y pidió a Giselle que trajera las joyas. Pronto, varios conjuntos
estaban frente a Aitana.
Aitana, impresionada por la belleza de las joyas, no queria admitir el talento de Valentina. Mientras sentia envidia, también despreciaba ese talento. ¿De qué serviria? Una vez que se hiciera amiga de la nueva nieta de don Raúl, con la posición de la familia Valenzuela en la
industria de la joyería, seria fácil acabar con Valentina y su Starlight Joyas.
-Señorita Lancaster, elija lo que guste. Aunque estas joyas aún no se han lanzado al mercado, ya estan registradas. -El mensaje era claro: si tenía intenciones de copiar, mejor que se
detuviera.
Aitana, con un resoplido desdeñoso, evito discutir con Valentina. Después de mirar
detenidamente, su atención se fijó en una pulsera. Hecha de platino y diamantes, brillaba como
las estrellas en el cielo.
-He decidido llevarme este -dijo Aitana con determinación.
Valentina levantó una ceja.
-De acuerdo, serán un millón setecientos ochenta mil. Por favor, señorita Lancaster, pase a la Text © by N0ve/lDrama.Org.
caja para el pago.
Cuando Valentina mencionó esa cifra, Giselle, que estaba a un lado, casi se le cae la mandibula
de la sorpresa.
Una hora antes, su jefa habia convocado a ella, Dante y Teodoro para discutir los precios de
estas joyas.
El brazalete Starlight se caracterizaba por su alta gama, pero su precio no debería superar el millón. ¿Cómo es que la jefa habia pedido directamente un millón setecientos ochenta mil?
-Está bien–respondió Aitana, levantando una ceja, antes de salir de la sala de visitas.
Giselle no pudo más que quedarse en silencio.
¿Habia aceptado esa cantidad?
Valentina pensaba que un millón setecientos ochenta mil era poco.
Esa mujer le habia estafado cien millones de dólares, y solo le estaba cobrando un millón
setecientos ochenta mil por el brazalete.
Valentina apretó los dientes en secreto, todavía no podia digerir esa situación.
Cuando Aitana terminó de pagar y estaba a punto de irse, de repente se volvió hacia Valentina:
+15 BONOS
-Oh, por cierto, también recibiste la invitación de la familla Valenzuela? Qué coincidencia, mi padre también la recibió, y yo asistiré.
-He oido que en Coralla muchos asistirán, no sé si el esposo de la señora permitirá que ella se
una a la fiesta.
Aitana soltó una risita y luego se dio la vuelta para irse.
No habla venido a comprar un brazalete de Valentina porque solo las joyas diseñadas por ella le interesaban: lo había hecho para recordarle, a propósito, que la celebración de reconocimiento de la nieta por parte de la familia Valenzuela era mañana.
Esperaba que este recordatorio despertara el espíritu competitivo de Valentina.
Lo ideal sería que Valentina insistiera en ir y que don Mendoza se opusiera firmemente, provocando una pelea entre ellos, y tal vez incluso irritando a don Mendoza, para que viera cuán poco razonable podía ser Valentina.
Viendo a Aitana alejarse, Valentina esbozó una sonrisa fría en sus labios.
¿Por qué su esposo no la dejaría unirse a la fiesta?
No había razón para ello, ¿verdad?
Al día siguiente por la mañana, al salir de casa. Valentina le dijo a su esposo que iria a la fiesta y
que volvería tarde.
Justo cuando estaba a punto de salir, su esposo la llamó.
-Valentina…
-¿Si?-Respondió Valentina mientras se ponía los zapatos, esperando a ver qué iba a decir.
Después de una larga espera, la voz de su esposo continuó.
-Mejor no vayas a la fiesta esta noche. Te llevaré a un lugar, solo nosotros dos.
Valentina se sorprendió.
Se volteó para mirarlo, pero inesperadamente chocó contra un pecho sólido.
Su esposo, sin que ella supiera cómo, ya estaba detrás de ella, tan cerca que casi podían tocarse.
Ella sintió el calor de su cuerpo y parpadeó, a punto de retroceder, pero entonces él extendió su mano y la rodeó por la cintura.