Capítulo 211
Capitulo 211 Espera un poco mas Los
ojos de Jean parpadearon al ver a Neera tan perdida.
Esta era la primera vez que la veia de esta manera. Fue divertido.
“4Qué viste que te asusto tanto?” Estaba de buen humor para preguntar por curiosidad.
Esta pregunta saco instantaneamente a Neera de su depresion.
“Es... No es nada. Solo vamonos.”
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No queria recordar las aterradoras imagenes. Todo lo que queria era irse lo mas rapido posible. Jean no se molest6 en preguntar, viendo lo reacia que estaba a compartir los detalles. En cambio, se volvid hacia los trillizos y les pregunto: “;Estan ustedes tres asustados? {Quieres continuar?”
Los tres nifios, habiendo logrado lo que se propusieron, estaban de muy buen humor. “Podemos seguir adelante, tio Jean. jEste lugar es divertido!”
“Si, estas personas vestidas como fantasmas no dan miedo en absoluto. Se ven interesantes...” Jean asintio y les indicd que continuaran. Lo siguid de cerca.
Neera no se atrevié a alejarse demasiado de él y por eso se qued6 a su lado de mala gana.
Ella no pudo evitar asustarse mentalmente mientras continuaban.
No tenia sentido. ,Cémo es posible que ella, alguien que le tenia tanto miedo a las casas encantadas, tuviera tres hijos que no tenian miedo en absoluto?
jNo iba a acompafiar a los nifios a lugares como éste nunca mas!
Ella acababa de estar muerta de miedo. Eso fue suficiente para toda la vida...
A medida que continuaban, ocasionalmente se encontraba con visiones que eran suficientes para asustar a cualquiera, casi provocando que ella gritara algunas veces.
Afortunadamente logr6é contenerse, rezando internamente para llegar a la salida lo antes posible.
Sin embargo, justo cuando pensaba que todo estaba a punto de terminar, aparecié una mujer vestida como Sadako, “deslizandose” hacia ellos.
Con su cabello despeinado y su rostro manchado de sangre, la iluminacién hacia que su rostro pareciera mortalmente palido y tefiido de azul.
Neera no pudo contenerse mas. Estaba tan asustada que casi se desmayo. Se enterré en el abrazo de Jean.
jLos trillizos observaron con los ojos muy abiertos, secretamente esperando poder abrazarse por un tiempo mas!
Era como si sus deseos hubieran sido escuchados. Jean le devolvid el abrazo, con la mano apoyada en su espalda.
Podia sentir que esta joven estaba genuinamente asustada; ella estaba temblando.
Divertido, le dio unas suaves palmaditas en la espalda para consolarla. “;Da tanto miedo?”
Pregunt6 con mas preocupacién en su tono que antes.
Neera, al borde de las lagrimas, respondio: “zNo da miedo? Esa cara era aterradora...”
Se quedo un tanto sin palabras al pensar en como su grito también era aterrador.
Habia visto que “Sadako” también temblaba de miedo.
Miré a “Sadako”.
Los trillizos la saludaron sensatamente, indicandole que debia irse.
“Sadako” se alejé aturdido, pensando en lo duro que era este trabajo. Asustar a los clientes no fue asi.
Después de que “Sadako” se fue, Jean dijo en voz baja: “Esta bien. Ella se ha ido.”
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tampoco!
Neera se mostré escéptica y pens6 que podria estar engafiandola, por lo que continud aferrandose a él sin decir palabra.
Su asistente intervino: “Se fue, sefiora Garcia”.
Los tres nifios intencionalmente permanecieron en silencio, esperando que los dos pudieran abrazarse un poco mas.
Neera, sin embargo, pronto levant6 la vista. Después de confirmar que el fantasma efectivamente se habia ido, ella timidamente se liberé de su agarre.
Al ver lo asustada que estaba, Jean reflexiond un momento antes de sugerir: “Si tienes miedo, puedes agarrarte de mi ropa”. Ella no dudé en agarrarlo.
Quedé desconcertado. “ Habia obtenido una nueva comprensién del coraje de esta joven.
El grupo siguid avanzando después del intercambio.
Intento quedarse detras de Jean tanto como fuera posible. Cada vez que sentia miedo, hundia la cara en su espalda. Podia sentir con qué fuerza ella estaba agarrando su camisa.
Detrds de ellos, Lan no pudo evitar sorprenderse ante la vista.
Sabia cuanto le desagradaba a su maestro que la gente se acercara demasiado a él.
Sin embargo, hoy, la sefiora Garcia practicamente se arrojaba a sus brazos. Jean no sdlo no la apartd, sino que le permitio sujetar su ropa. jFue realmente una vista sin precedentes!